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Lo que dicen o hacen

Hay muchas personas a quienes no les afecta lo que dice o hace la gente pero muchas otras, sin embargo, se pueden sentir completamente afectadas por ello. Si eres de aquellas a las que les toca lo que dicen o hacen los demás entiende que lo que experimentas muchas veces no es una una elección consciente.

Para entender el por qué no es una elección consciente podemos analizar los experimentos hechos con ratas de laboratorio. Dichos roedores reciben una descarga eléctrica ante comportamientos indeseados y se les da azúcar cuando exhiben comportamientos deseados. Tal dinámica no está tan alejada de la de los humanos, ya que muchos de nosotros también fuimos condicionados de alguna forma de pequeños, recibiendo recompensas por acciones adecuadas y reprimendas por acciones que no gustaban.

El dolor que se puede sentir debido al rechazo de personas cercanas a nuestro corazón no está tan alejado al de las descargas eléctricas. Un castigo psicológico, como sentir que nos niegan el amor produce el mismo efecto y las mismas consecuencias. Nuestros padres si nos portamos mal probablemente no trataron nuestro comportamiento como una " acción negativa" sino que nos tildaron de "ser difíciles" o nos asignaron otra serie de adjetivos despectivos. Tener un comportamiento inadecuado nos convertía directamente en " niños malos". Debido a que eramos " malos" , no sentíamos que nuestra personalidad encajara con la del hijo que nuestros padres querrían tener. El mensaje que aprendimos y que caló en nuestra mente es que no eramos dignos de ser amados por aquellos a quienes más queríamos. En ese momento la desaprobación de lo que nosotros eramos significó una pequeña muerte y generó un trauma.

La consecuencia de ese tipo de vivencias es la creación de adultos con una relación tóxica con la desaprobación. Su autoestima se sustentaba y se sustenta de forma inconsciente en la aceptación. ¿Qué hacer entonces si nos encontramos con este tipo de mochila que nos afecta al momento presente?

Todos necesitamos sentir validación pero este baremo lo tenemos que crear en base a nuestras circunstancias , viendo todo lo que nos ha pasado, nuestra lucha interna, nuestros sentimientos. Esto consiste en ver la verdad de tu experiencia vital, sin compararla con la de otros o catalogar si es buena o mala. Hay razones firmes por las que piensas como piensas y sientes como sientes. Comienza por aceptar y aprobar eso.

Si algo nos molesta es porque hay una herida, ya que si ésta no existiese no nos importaría lo que se dice . Cada gesto, cada palabra que atente contra nosotros es como una bala directa a nuestras entrañas porque choca contra algo no sanado. ¿Cómo curarlo entonces? Centrándote en las emociones que muestras ante ciertas situaciones y dándote cuenta de que la reacción conecta más con tu herida que con la circunstancia en sí.

Pregúntate cómo de crítica eres con los demás y mira si hay alguna posibilidad de entenderles en vez de juzgarles. Muchas veces somos duros con los demás porque resulta nuestra única forma de validar que estamos en lo cierto. Esto es una escapatoria a nuestras dudas internas y al odio hacia nuestra propia persona. Entiende que hay una historia que te cuentas a ti misma acerca de lo ocurrido con esas personas con las que eres crítica y que esa historia quizá no sea completamente verdad. A veces es importante escuchar las necesidades del otro y tratar de responder a esas necesidades en vez de encerrarnos en nuestra " versión" de la historia. Ponte en el lugar de la otra persona y atiende a lo que puede estar sintiendo. Las especulaciones que hacemos sobre otros sólo provienen de nuestra propia mente....no de la fuente de la realidad absoluta. En vez de preguntarte ¿ Por qué me ha hecho esto a mi? Pregúntate ¿ Por qué se ha hecho eso a si mismo? Ten en cuenta que todos tenemos inseguridades, miedos...Muchas veces nuestras reacciones provienen de los niños que llevamos dentro en vez de la persona adulta.

Ser muy críticos con los demás nace de ser primero muy auto críticos y ultra perfeccionistas con nosotros mismos. Observa que si eres así estás intentando evitar que alguien más te castigue por ser como eres. La solución pasa por comenzar a aceptar la desaprobación. Aceptar que con ciertas personas no encajas o que para ciertos proyectos no eres la adecuada....y que no por ello pasa nada. No puedes seguir corriendo evitando al mismo fantasma. Plántale cara y pregúntale ¿Y qué? ¿Y qué si esta persona no quiere estar conmigo? ¿Y qué si no me llaman para este trabajo? Comienza a mirarte con valía y a ver que lo que tú eres no varía en base a lo que ellos hagan con respecto a ti. Ponte en valor.

Huimos tanto del dolor que no nos damos cuenta que arrastramos constantemente sensaciones que no nos permiten ser felices. Aprende a sentarte con tus emociones de intranquilidad. El resultado será una sensación de seguridad de que puedes lidiar con cualquier emoción que se te presente. Cambia tu foco de lo que dicen los demás a como tu te sientes y prioriza eso.

Crea el hábito de preguntarte ¿Qué es lo que necesito? Cuando hemos sufrido falta de aceptación se crea una respuesta tóxica de rechazarnos aún más a nosotros mismos añadiendo sal a nuestras heridas. Tenemos que regalarnos el hacer esas cosas que nos hagan sentir bien. No vas a dejar de verte afectada por lo que dicen o hacen otros con una pastilla mágica. No podemos controlar lo que otros sienten, hacen o dicen pero si lo que hacemos nosotros. Podemos comenzar a ser los primeros en tratarnos bien y en cuidarnos.

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