Abrazar la oscuridad
¿Cómo lidiar con los obstáculos que se nos presentan?
En mi curso de formación como profesora de yoga le pregunté a mi maestra si el estar alineada y en paz con uno mismo ayudaba a quitar las dificultades.
"La vida está llena de contratiempos"- me dijo-"Las piedras se nos presentan a todos. Debemos calmar nuestra fobia a lo negativo que nos lleva a querer erradicar todo lo que catalogamos como malo, nuestro Dukha ( nuestro miedos, sufrimiento, rigidez, resentimientos, desequillibrio, incertidumbre, ansiedad....) El obstáculo real es pensar que para ser felices tenemos que estar libres de estrés. Nuestra existencia estará siempre llena de atascos, pérdidas, rupturas y bloqueos. Es nuestra reacción a estos eventos y nuestro secuestro de energía lo que impide que fluya la felicidad. Debemos aprender a estresarnos adecuadamente".
Al dejarnos arrastrar por los sucesos negativos, éstos no sólo acaban con nuestra felicidad sino que nos impactan en muchos niveles. A nivel fisiológico nuestro sistema nervioso genera la respuesta de "pelea o huida". De la misma forma que nuestro sistema responde así frente a un peligro físico, como una agresión, actúa igual ante un estímulo estresante a nivel emocional.
A nivel psicológico se genera un sentimiento de aislamiento y nos hace acabar en un lugar donde experimentamos la sensación de desconexión y alienación.Finalmente ,cuando nos sobrepasan los efectos a nivel fisiológico y psicológico, se resiente el nivel espiritual. Perdemos contacto con quienes somos y con ello también se nos va la esperanza. Entonces ¿ Qué podemos hacer frente esas nubes negras que nos invaden? Primero no ver los obstáculos cómo un enemigo, ni cada situación estresante cómo una batalla. Aunque haya eventos que nos disgusten, incluso que duelan, el remolino del drama nocivo se genera por la lucha contra dicha situación, no por la situación en si.
Lo segundo y más importante consiste en aceptar aquello que llega y no se puede cambiar. Llevar luz a las partes más oscuras de nuestro ser con el mero hecho de amar la totalidad de la experiencia vital que tenemos y de quién somos. Aceptar no significa resignarse sino no engancharse en una batalla interna por las zanjas que nos encontramos en lo que creíamos una pradera. Saber que al menos nos debemos a nosotros mismos contribuir en lo que esté en nuestra mano para estar mejor, para ser lo más felices posible dentro de lo que nos toca vivir en cada momento.
Es un trabajo duro abrazar nuestras propias sombras, pero poco a poco voy comprendiendo que es la única manera de aligerar la mochila y de tomar parte activa en mejorar la felicidad.
