Suposiciones vs realidad
¿Cómo contribuyen las suposiciones a nuestra infelicidad y por qué deshacernos de ellas?
Hace un año leí el libro The Four Agreements de Miguel Ruiz y éste resonó en mí de una forma muy especial. Hay un capítulo que me gustaría compartir hoy : No hagas suposiciones.
En mi experiencia pasada como actriz fui a numerosos castings, en muchas de esas ocasiones no fui elegida y empecé a crearme una realidad acerca de por qué el director decidió dar el puesto a otra persona. El problema es que lo que era una suposición mía se acababa convirtiendo en la realidad que me decía a mi misma. Me tomaba el asunto de forma personal, sin saber nada realmente de lo que de verdad había ocurrido o las razones que tenía la persona encargada de la selección. Al final, esto sólo conducía a la creación de drama interno, de sufrimiento y de infelicidad. Además hay una tendencia a contar nuestras suposiciones a otros, alimentándolas, generando así más malestar en nosotros mismos y envenenando la situación y nuestra alma.
A veces sólo vemos lo que queremos ver. Entramos en el mundo de la imaginación expandiendo nuestras ideas al respecto y generando una burbuja que nos impide ver más allá de nosotros. Hacemos suposiciones en nuestras relaciones, interpretamos emociones en base a simples gestos, elucubrámos acerca de lo que nuestras parejas piensan o asumimos que todos deben ver la vida cómo nosotros, pensar cómo nosotros, sentir cómo nosotros.
Nuestra mente trabaja de una forma muy extraña buscando en cierta forma justificar todo,quiere saber las respuestas para encontrar así una sensación de seguridad. No obstante, quizá sería útil darse cuenta de que no todo se puede explicar.
¿ Cual es la solución entonces? Por un lado simplemente preguntar, abrir un canal de comunicación, tener el coraje de lidiar con el tema que nos inquieta cara a cara y la valentía de enfrentarnos a las respuestas. Por otro ser conscientes de que nuestra suposición está basada en nuestra reconstrucción subjetiva, en cómo nos sentimos frente a un hecho, pero esto también incluye nuestros miedos, expectativas y fantasmas. Estos elementos se infiltran tiñendo la situación, de modo que no la vemos de forma objetiva.
Ante todo es importante ser consciente de si esas conjeturas nos están minando momentos de felicidad, haciéndonos permanecer en un circulo vicioso de preguntas y auto respuestas que retroalimentan el sufrimiento. Por ello, la vía siempre es hablar, comunicarnos, expresar lo que necesitamos saber y por otro lado ser conscientes de que lo que tenemos no es el 100% de la información.
