Desidentificarnos de nuestra identidad
¿Quienes somos en realidad?
Alicia en el País de las Maravillas siempre me ha cautivado por muchas razones, de pequeña cuando vi la versión de Disney me quedé embelesada pero a la vez sentí cierta ansiedad ante la constante pregunta que le hacían ¿Quién eres tú? De adulta cuando leí el libro seguía encontrando cómo este interrogante me inquietaba.
¿Quién soy yo? En la respuesta se encuentra todo lo que he ido coleccionando durante los años de forma consciente y subconsciente, aquellos adjetivos que otros ( padres, amigos, jefes...) me han dicho que soy en repetidas ocasiones, las cosas que me han gustado y que han entrado a formar parte clara de mi vida (profesión, aficiones...) y los roles que he adoptado( hija, novia, amiga...). También he añadido a este cajón de quién soy yo aquellas emociones que son recurrentes en mí, los aspectos de mi cuerpo con los que me identifico, mis habilidades y cualidades. Pero...¿ Soy realmente eso? ¿ Cómo repercute en mi todo aquello con lo que me identifico, todo aquello que soy?
En este almacén de ideas que asociamos a nuestra identidad hay elementos positivos y negativos. La peculiaridad es que aunque haya aspectos que nos hagan sentir mal ( hábitos, relaciones) los necesitamos para perpetuar la idea del "yo", estamos de alguna forma atados a ellos. Al fin y al cabo si los perdemos ésto supondría una pequeña muerte, ya que es parte de nosotros. Por ello el ego, sin que nos demos cuenta, trata de mantenerlos vivos. Esto es muy peligroso porque si nos identificamos de forma subconsciente con algo como el dolor, porque éste se ha repetido mucho en nuestra vida, buscaremos sin saberlo atraer más dolor para reafirmar nuestra identidad.
La solución a nuestra construcción de la identidad es observar nuestras emociones, pensamientos y nuestro cuerpo como entidades separadas de nosotros. Si conseguimos desidentificarnos de ellos, será más fácil desapegarnos también de personas o situaciones, ya que pasan por el filtro de nuestros pensamientos y emociones.
La pregunta es ¿ Cómo hacerlo? Primero reconociendo todas aquellas cualidades a las que estoy apegada, viendo aquellas cosas y personas que describo como mías ( mis amigos, mis padres, mi pareja...), siendo consciente de las cualidades que uno al verbo ser para describirme, de las emociones que vivo asiduamente. Apuntarlas, observarlas y cuando se dispare en mí alguna emoción recurrente, surja un patrón de comportamiento o me vea en una relación tóxica que se semeje a otra en el pasado reconocerlo como algo que no soy yo, como una identidad en si misma, separada de mí.
Desidentificarnos con todo aquello que hemos almacenado en nuestro diccionario de la identidad expone lo que hay cuando se quitan todas las capas y esa, esa es nuestra verdadera identidad.
