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Enciende tu interruptor

¿ Cómo manejar la vida cuando estamos perdidos?

 

Nos creamos expectativas respecto al trabajo, a nuestras relaciones o a cómo será nuestro futuro. Cuando nuestras ilusiones se transforman en obsesiones, en puntos rígidos que pretendemos alcanzar y vemos que no llegan nunca caemos en picado en una trampa que nos lleva al limbo. En este espacio nos sentimos confusos, perdidos y no vislumbramos el camino que nos guíe a la salida.

Nos acecha una sensación de que no hemos logrado nuestras metas, una emoción de derrota y en nuestra mente retumba la pregunta:

- ¿Y ahora qué? ¿Qué debo hacer ahora en esta vida?

Son numerosas las ocasiones en las que no nos permitimos rendirnos y seguimos luchando pese a que somos uno frente a un batallón y es evidente que a cada paso aparecen mil obstáculos que hacen la guerra aún más ardua. Quizá en ese momento no esté mal cambiar de estrategia y escuchar qué es lo que el universo nos manda con esa confusión, cual es el mensaje que se esconde en tantas puertas cerradas. Para ello tenemos que comprender que la lucha no es siempre la respuesta para ganar la batalla, que tal vez el viento nos susurre la necesidad de sentarnos en la yerba y aceptar que está bien sentirse perdido.

La vida no es estática, todo está en continúo movimiento, en permanente cambio y ésto a veces causa confusión. Cada cambio trae su propio ritmo y sus propias lecciones. Si pretendemos huir de la etapa en la que estamos nos toparemos con dolor. La aceptación nos lleva a atravesar cada habitación vital llenándonos de lo que aporta, viviendo lo que ofrece y sólo así se abrirá la puerta mágica hacia la siguiente estancia.

El desmoronamiento y la descomposición de nuestras estructuras da permiso a construir nuevos pilares más fuertes. Estamos en el lugar en el que nuestro corazón se encuentra, y éste sabe su proceso. La confusión es un momento de descubrimiento, es una oportunidad de sentir quienes somos, de reflexionar, de ir hacia dentro. Este es un universo de contrastes y es necesario perderse para encontrarse.

En vez de vivir esa confusión con angustia tenemos que recordar el sentimiento cuando visitamos un país extranjero y tocamos tierra. En sí hay cierta confusión y es normal sentirse desorientado, pero lo vivimos desde la ilusión, las ganas por lo que vamos a descubrir en ese nuevo lugar. Nada dura para siempre y en todo momento algo se encuentra a la espera de entrar en tu realidad. No obstante para permitir este flujo es importante restar agobio y sumar calma.

Tenemos que comprender que el limbo emocional nos trae un limbo en la realidad física, la felicidad empieza con cómo nos sentimos internamente. En el caos debemos encontrar nuestra propia paz. Si nos movemos constantemente por la ansiedad de salir de la jaula nos agotaremos.

Sólo escuchando los mensajes escondidos en esa fase que se está viviendo y reconectando con uno mismo encenderemos el interruptor de nuestra propia luz. Desde ahí conseguiremos la claridad suficiente para dar los pasos hacia el lugar adecuado y abandonar la casilla de la confusión.

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