En medio del océano
¿Cómo saber cual es el siguiente paso?
Igual que si fuese una habitación desordenada nuestro cerebro se va llenando de historias que nos contamos, de pensamientos, de ideas, de conversaciones. Poco a poco si no somos disciplinados con lo que que guardamos en nuestra cabeza se va generando cierto caos debido a tanto almacenamiento. Si vamos metiendo en el mismo saco lo que es vital y las pequeñas cosas que nos molestan llegará un momento en que se nos nublará la visión. Debido a esto, no podremos divisar el horizonte, ni distinguir qué es tierra, y qué son espejismos. Como consecuencia, nos sentiremos perdidos.
Es importante en esos momentos establecer ciertas coordenadas para que no nos hundamos en el desorden y nos sintamos flotando a la deriva. Para ello lo primero es identificar el propósito de nuestra vida, nuestro norte, la brújula que nos guía. Ésto puede ser un sueño que queremos alcanzar a nivel personal, profesional o en nuestras relaciones.
Lo siguiente que podemos inspeccionar es nuestra visión de futuro: ¿Qué nos inspira? ¿A qué gente nos gustaría conocer? ¿Dónde nos gustaría vivir? ¿En qué lugar queremos acabar? ¿Qué experiencias queremos transitar? ¿ A quien admiramos profundamente? ¿En qué tipo de persona nos queremos convertir? Estas respuestas van dibujando nuestro mapa, en éste hemos marcado claramente las zonas que queremos visitar. Aunque en algún momento lo soltemos hemos creado en él una ruta que dará luz sobre nuestras elecciones, por ello debemos mirarlo regularmente ya que es nuestra referencia.
A su vez es importante que tengamos claros los valores que llevamos a nuestro lado y que son vitales para nuestro ser. Si alguien o algo que nos encontramos en el camino nos atrae tenemos que pararnos a observar si encaja con nuestros valores. ¿Responde esta persona, este trabajo, esta ciudad a mis valores? El contrato más importante lo tenemos con nosotros mismos y nada que nos haga comprometer nuestros valores nos llevará a la felicidad. Es muy fácil dejarse embaucar por las luces, por las promesas o el envoltorio que rodea a las cosas pero sólo será alcohol que nos embriagará un tiempo y no calmará nuestra sed. Si nos damos sólo a aquello y aquella gente que conecta con nuestros valores estaremos invirtiendo en lo que creemos de verdad.
En la vida transitaremos tormentas y calma chicha, hay gente que es mejor en las batallas y se agobia en momentos de quietud y sin embargo otras personas que se dejan llevar perfectamente por las mareas pero se ahogan en las tormentas. En el silencio veremos nuestra zona de confort, nuestros hábitos, nuestras tendencias y en nuestra dificultad podremos hacernos más fuertes. Tenemos que reconocer la ola que llega con cada momento vital, escucharla y entender cual es la mejor manera de cogerla adecuadamente.
Mirar de frente a lo que viene y aceptarlo suelta tensiones internas. En cada situación , fácil o difícil, se esconden lecciones. Saber que ha llegado por alguna razón nos hace confiar en que el universo nos está llevando por una ruta desconocida para alcanzar antes aquello que deseamos.
Cada día al abrir los ojos en tu balsa en medio del océano liberate de la niebla preguntándote ¿ Qué puedo hacer hoy aquí que dé sentido a mi día? Acepta dónde te encuentras, las herramientas que tienes a tu alrededor y con ello diseña la existencia de tus 24 horas. Ya sabes que tienes tu brújula, tu mapa, y tus valores, sólo necesitas relajarte y confiar en que el mar te llevará al puerto que buscas.
