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Conociendo la compasión

¿Qué es la compasión y por qué es tan necesaria?

 

En mi carrera como actriz son muchas las veces que alguien se me ha acercado para compartir su experiencia de conexión con el personaje que interpretaba. La compasión surge cuando observamos un dolor que comprendemos. Este hilo de unión nos hace entender, nos ayuda a saber las necesidades de ese ser y nos conduce a cambiar nuestras acciones para buscar el amor y no la crueldad hacia el otro.

Conectamos con aquello que nos ofrece cierta familiaridad, con las personas, actitudes y creencias similares a las que tenemos en nuestro círculo, mientras que aquellas lejanas a las nuestras nos generan miedo, distancia, un sentimiento de superioridad o repulsión.

Esto se puede aplicar a nuestra relación con personas con ideas religiosas, políticas o sexuales diferentes a las nuestras pero también en los desacuerdos con nuestra pareja, amigos o miembros de la familia. Cuando sintamos un muro en nuestra relación, cuando tengamos la sensación de aislamiento, cuando veamos que el dolor o el odio reinan es el momento de ejercitar la compasión.

Lo mismo sucede en nuestra interacción con el planeta o con los animales. De hecho son muchos los que aman a sus perros o gatos pero obvian el sufrimiento que se inflige a otros animales. La razón detrás de ello es que éstos no están en sus vidas habitualmente y de alguna forma se ha creado una linea de separación invisible con respecto a ellos que les impide sentir su dolor. El reflexionar acerca de cómo todos estamos unidos de alguna forma y que todo en la tierra está interrelacionado nos lleva a ser más conscientes de la importancia de operar desde el respeto hacia todos y todo.

Ningún cambio positivo puede llegar desde la perspectiva de alguien que no intenta comprender la postura del otro. Quizá la solución por tanto esté en enfocarse en entender el sufrimiento de la otra persona y en preguntarnos ¿Por qué me cuesta conectar con su postura?¿Qué aspecto de mí se siente demasiado vulnerable como para aceptarla? Hacerse esas y otras preguntas nos llevará a entender nuestro rechazo ante la actitud de la otra persona.

Es útil comprender que si tenemos una falta de compasión hacia elementos del exterior probablemente también tengamos una falta de compasión hacia algo dentro de nosotros. Debido a los traumas que se crean durante los años nuestro ser sufre una fragmentación y hay ciertos aspectos nuestros de los que desconectamos. Los dejamos de lado bien por el dolor o para ser aceptados por nuestra comunidad. Al crear esa separación dejamos de empatizar con ello cuando aparece de alguna forma en nuestra vida.

El mundo exterior refleja la separación interna de cada uno como un espejo que muestra la imagen de lo que pide a gritos ser integrado. Si trabajamos la compasión hacia nosotros mismos, ésta se proyectará también a nuestras relaciones y a la realidad que vivimos. Es la falta de compasión la que nos hace centrarnos en el ego, la que crea enfrentamientos, divisiones y violencia.

En momentos de turbulencia es importante centrarnos en buscar las semejanzas, lo que nos une y empatizar con el otro para que nuestras conductas y decisiones operen desde el amor. Por ello quizá más que nunca es una necesidad para nuestro planeta y todos los seres en él que conozcamos de cerca la compasión.

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