¿Es seguir tu pasión suficiente?
¿Es seguir tu pasión la receta para sentir plenitud?
Desde hace unos años nos han invadido con slogans en los que nos instan a a luchar por el trabajo que queremos de verdad, por lo que nos apasiona. Esta dinámica es muy distinta a la que tenían nuestros padres y otras generaciones, no obstante siendo yo parte de ese grupo de riesgo que ha optado por no acomodarse y perseguir sus sueños me planteo si eso es suficiente.
Frente a gente que optó por trabajos que no les motivaban pero que ofrecían seguridad y estabilidad económica yo decidí tomar el camino sin asfaltar y aventurarme en el mundo de las artes. Ante cada obstáculo que encontraba en el camino me recordaba a mi misma el motor de mi pasión y estaba convencida de que el éxito traería consigo la felicidad.
Con el paso de los años los trabajos que me han ido llegando han sido cada mejores y he ido alcanzando cada una de las metas que me he ido marcando. Es cierto que para mí la llegada de los lunes no ha sido tan dura como para otros amigos míos, ya que verdaderamente disfruto con mi trabajo, pero cada vez que he ascendido al escalón que tanto ansiaba la satisfacción se enturbiaba con un sentimiento que no sabía reconocer. Me faltaba algo. Me gustaba lo que hacía y me encontraba bien en mi empleo, entonces: ¿Qué era esa sensación? ¿No se suponía que seguir mi pasión era la respuesta a todo?
Tras pasar un par de temporadas en Costa Rica, una de ellas formándome como profesora de yoga, y gracias a la meditación conseguí vislumbrar lo que ocurría. Mi enfoque era lo que me impedía sentir la plenitud. Más que mi pasión lo que era importante era llenar de significado lo que hacía en cada momento de mi vida, y que este significado fuera más allá de mí. Empecé por tanto a centrarme en desarrollar lo mejor de mi ser y que mi trabajo fuese una de las vías de canalizar eso.
Mi labor era la misma a cierto nivel, pero mi perspectiva comenzó a ser distinta. Mi lema interior dejó de ser "Sigue tu pasión" para transformarse en "¿Cómo puedo colaborar a que este mundo sea mejor?". Ese pequeño cambio movió la casilla de mis valores y resaltó la importancia de ver cómo ayudar a otros.
Mi satisfacción ahora no viene de lograr cierto papel o de trabajar para cierta reconocida compañía, sino de hacer que la gente a través de mi trabajo conecte con sus emociones, que reflexione, que piense, que disfrute al volar con su imaginación, que ría, que salga de lo cotidiano para creer durante unas horas en la magia, que vibre.
Tener una pasión ayuda a que el hecho de invertir muchas horas formándote o trabajando no suponga tanto esfuerzo sino que sea incluso algo emocionante, pero hacer que esa pasión te llene tiene más que ver con cómo dar y contribuir a mejorar nuestro mundo que con llegar a las metas marcadas.
