top of page

Funcionando desde el corazón

Cuando nos azotan los problemas, el sufrimiento o la confusión ¿Escuchamos a nuestra mente o a nuestro corazón?

--------------------

La sociedad nos impulsa a buscar conocimiento y debido a ésto tendemos a operar desde nuestra mente, pero la vida no se trata de saber mucho o analizar mucho sino de amar mucho. Por ello tanto en el día a día como cuando estamos en encrucijadas es importante funcionar desde el corazón.

Ante discusiones con seres queridos o amigos es fácil sentirse aislado porque el cerebro busca la separación, hacernos creer que somos diferentes, que lo nuestro es lo mejor, o lo peor o lo más importante y eso nos aliena. Sin embargo el corazón no busca barreras sino entender, busca unir.

Al tomar decisiones vitales podemos imaginar al corazón como una entidad en si misma, un amigo que nos da consejo y éste siempre nos guiará hacia aquello que más conecte con nosotros. Escucharle nos hará obviar al ego, que quiere sólo ganar batallas o anotarse puntos, para así centrarnos en lo importante.

Los estímulos exteriores: Fiestas, gente, alcohol ruido, el no parar,....etc nos arrastran a estar ocupados, a distraernos, pero si no prestamos atención a nuestra alma lo que nos incomoda seguirá ahí y buscará que su voz salga de alguna forma. La mente trata de huir del presente, buscar la salida rápida, el corazón sabe la importancia de transitar lo que llega, de vivir lo que hay para así alcanzar la comprensión. Si nos centramos en la mente y razonamos todo desde esta parte notaremos un vacío. Es normal, ya que estamos anulando una parte vital de nosotros.

Sólo en silencio y parando, aunque nos cueste, escucharemos el susurro del corazón. La meditación por tanto es una poderosa aliada, ya que nos permite observar los pensamientos y emociones sin engancharnos a ellas. Desde esa posición podremos ver todo lo que hay: Nuestro cuadro particular de pensamientos dulces, y terribles, de emociones de amor, de dolor, de rabia, de tristeza....Lo importante es no engancharse a una en concreto y no dejar que el ego cree su batalla particular sino observar lo que hay, reconocer lo que se encuentra dentro de nosotros.

Al enfocarnos en el espacio que existe en nuestro corazón veremos la importancia de llenarnos de alegría, de ser responsables de nuestra propia felicidad. Si llenamos nuestro propio vaso nuestras interacciones responderán a lo que tenemos en el interior. Mucho de nuestro comportamiento subconsciente viene porque hay algo no resuelto en él, algo que no nos hace estar bien por dentro. A veces son nuestros patrones, nuestros miedos, nuestras tendencias o nuestro hábitos. Este comportamiento del subconsciente se filtra en nuestras relaciones y las boicotea haciéndonos muchas veces actuar de forma que trae sufrimiento a nosotros o al otro.

Vivir desde el corazón nos lleva a cultivar el pensamiento horizontal, esto significa ser consciente de que todos somos uno, de que hay un lazo que nos conecta y que lo que yo hago genera reacciones. En vez de centrarme en lo que recibo del otro el foco se cambia para ver qué es lo que yo estoy dando, porque la pelota que vuelve es siempre consecuencia de lo que yo envío. No puedo cambiar lo que viene, pero si lo que emito. Si me quejo continuamente de lo que me llega de mi pareja, padres, amigos, trabajo...etc es fácil caer en un circulo del que no hay escapatoria, ya que se retroalimenta hasta hacerse una bola gigante. Lo que sí que podemos hacer es ser conscientes de lo que estamos dando, y hacernos responsables de ello.

La llave al camino del corazón es el saber valorar. Valorar cada cosa de tu vida, los pequeños detalles que te gustan de cada momento, los sonidos, sabores o conversaciones. Lo mismo ocurre en las relaciones. Es común dejar de ver lo positivo en el otro y centrarnos en lo que nos molesta, en lo que queremos cambiar. A veces ésto termina por convertirse en el gran foco y sólo vemos en el otro lo que falta, lo que no hace, lo que no nos da. Muchas relaciones sentimentales acaban en este momento, prefieren lanzarse a una nueva, ya que en todos los comienzos el foco de lo positivo es más fácil, es una novedad y las sombras aún no han aparecido. No obstante cada entidad en si misma es yin y yan, las sombras siempre estarán. Es nuestra elección alimentar al lobo negro o al lobo blanco que habita en cada uno. Si queremos ver lo negativo siempre lo encontraremos.

La compasión nos hace vivir viéndonos como uno; entendiendo la tristeza, los esfuerzos, los problemas, la lucha o el dolor del otro y no infravalorándolo. Nos lleva a escuchar de verdad, nos ayuda a entender. Gracias a la compasión podemos perdonar, podemos dejar nuestros juicios de valor. Es la mente la que nos invita a juzgar, a poner a prueba al otro, a tachar sus comportamientos. La compasión no construye enemigos, cuando entramos en su mundo sentiremos que podemos ver mejor quienes somos y quién es realmente la otra persona.

Después de saber el camino del corazón es más fácil alinearlo con la mente y cultivar la conversación entre ambos. No obstante en nuestra vida moderna hay una tendencia a obviar el camino del corazón, por ello es vital que lo exploremos.

Funcionar desde el corazón nos llama a ver qué existe dentro de nuestro ser, a observar todo el movimiento de nuestro paisaje interior con aceptación para aprender. Nos invita a agradecer cada detalle, a valorar lo que si que hay en el otro, lo que nos llena, lo que nos aporta. Desde un espacio de quietud nos invita a escuchar y a comprender, a reflexionar y a cambiar nuestro enfoque. A sentarnos para apreciar la belleza de aquello que hemos visto mil veces, nuestra belleza, la del otro, la de la vida.

Entradas destacadas
Vuelve pronto
Una vez que se publiquen entradas, las verás aquí.
Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
bottom of page