Aprender a través de nuestro espejo
El mundo exterior no es sino un reflejo de nuestro mundo interior, lo que te molesta o lo que te gusta en el otro es algo que realmente está en ti. Si nuestras relaciones no son sino un espejo de nuestras luces y sombras ¿ Cómo aprendemos a utilizarlo correctamente para nuestra felicidad?
Hace tiempo conocí a una persona con TOC ( Trastorno obsesivo compulsivo), A pesar del amor que le tenía cada día me comenzó a molestar más y más su rigidez a la hora de hacer las cosas, lo estricto que era y su insistencia de que yo hiciese todo según su criterio, ya que se trataba según él de la manera más óptima. A pesar de las miles de virtudes que tenía su perfeccionismo y su impulso a controlar todo me enervaba tremendamente.
Un día paré y comencé a examinarme a mí, en vez de juzgarle a él. Me dí cuenta de que de alguna manera yo tenía una exigencia conmigo misma tremenda en la vida, un ansia de hacerlo todo perfecto. Llevaba un látigo invisible de perfeccionismo y en éste se encerraba el deseo de controlar las circunstancias para que todo saliese como yo quería. Eso a su vez me llevaba a frustrarme conmigo misma si no salía todo cómo había imaginado. Cuando medité acerca de ésto me di cuenta de la conexión evidente de mi interior con lo que había atraído en el exterior.
Lo que nos irrita o decepciona en los demás puede sanar si hacemos un trabajo interior de descubrir cómo ese aspecto es algo nuestro que no queremos ver, algo qué tenemos que liberar o curar en nosotros mismos. Si deshaces los nudos de tu interior como por arte de magia tu espejo mostrará una realidad diferente.
¿ Cómo utilizar entonces la ley del espejo en nuestro beneficio? Cuando veas algo que no te gusta en el otro, para un momento y pregúntate. ¿ Es esta cualidad algo similar a un aspecto mio que no acepto, y llevo en la sombra? Si consigues identificar un aspecto tuyo que corresponde a lo que ves en el otro la solución es dejar de ocultarlo o batallar contra él sino aceptarlo e integrarlo. Tráta a ese aspecto tuyo con cariño en vez de ponerle en un rincón.
Puede ser también que el espejo te refleje el lado opuesto, de ser así, al ver lo contrario a ti en el otro sentirás rechazo. No obstante lo que el espejo te está diciendo es que te estás situando en un extremo de la vida. Ningún extremo es bueno, ya que nos saca del equilibrio. En esta circunstancia el trabajo a hacer consiste en centrarte más y dulcificar esos extremos.
Puede ocurrir también que el espejo refleje algo que estés haciendo a terceras personas. Todo en la vida está interconectado, si recibes una actitud hostil de alguien recapacita un momento acerca de si tú estás ofreciendo ese mismo comportamiento en otra área de tu vida o a otra persona. Amplia tu visión para ver, toma conciencia de tus acciones y transforma lo que das al mundo para que regrese a ti algo distinto.
Otro caso que nos puede ofrecer la ley del espejo es la idealización. Aquí se encuentra la brecha entre nuestras expectativas y la realidad. A veces lo que nos molesta del otro es que no sea como nosotros queremos o como la idea de ellos que inicialmente nos creamos en la cabeza.La solución pasa por aceptar al otro cómo es, por soltar esa imagen de color rosa que nos creamos. Es importante no intentar controlar al otro y deshacernos completamente del deseo de cambiarlo. Nadie somos super-héroes, todos tenemos defectos y el trabajo es aceptar lo que hay y valorarlo.
Ante las situaciones incómodas que te lleguen, o cuando te irrite algo en tu pareja, compañeros o familia comienza por examinarte a ti mismo. Observa si te reflejan alguna de estás situaciones y sumérgete en la aventura de transformarte.
Si nos ponemos en el papel de victima hay poco espacio para cambiar nada. Sólo responsabilizándonos de lo que bulle dentro nuestro podemos contribuir a transformar la realidad. El mundo nos da pistas a través de nuestras relaciones, es cuestión de querer mirarnos al espejo y abrir los ojos.
