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Surfeando la vida

Tamarindo, Costa Rica. Llevaba poco menos de una semana y no tenía ningún plan salvo disfrutar de la Pura Vida, de noches estrelladas y conversaciones improvisadas con gente que rompía mi rutina. Mi amigo Eric se brindó a infiltrarme en sus clases de surf y no dudé en aceptar la oferta.

En el mar, esperando las olas encima de mi tabla, las fuertes corrientes me arrastraban lejos de la playa. Ante el pavor de ésto me lanzaba a remar con fuerza. Mi amigo Eric insistía:

- Sandra, relájate y déjate llevar. Si nadas contracorriente te cansarás, las corrientes aquí son circulares y te devolverán cerca de la playa.

Me costaba confiar. Con algo de incredulidad pero llena de agotamiento tras mis brazadas le hice caso. Cuando vi con tranquilidad hacia donde me arrastraba el mar finalmente algo hizo clic dentro de mí con respecto a tantas veces que he remado contracorriente.

En la vida hay una serie de corrientes internas y si nos paramos a escucharlas podemos entender hacia donde nos empujan. Cuando vamos con la corriente de la vida nos sentimos bien, alineados. En esos momentos nos surge la inspiración, nos encontramos apasionados por lo que hacemos e irradiamos energía, tenemos luz.

Cuando luchamos contra lo que hay, contra esa corriente interna del universo, sólo hayamos frustración. Reconoceremos que estamos remando a contracorriente porque observaremos mucha resistencia, mucha tensión, inestabilidad y sufrimiento. Nos sentiremos atrapados, deprimidos o llenos de ansiedad. Si lo miramos con perspectiva podemos ver que el ir contra el fluir de un caudal sólo nos debilita o nos ahoga, por ello no tiene sentido alguno hacerlo.

Hay muchas corrientes internas: Aquellas que responden a mi dharma( objetivo en la vida), a mis relaciones, a mi mundo laboral, a mis valores. Estas corrientes se forman por los deseos puros que tenemos en estos campos. Así mismo la gente, los entornos y las cosas tienen sus propias corrientes.

Fluir significa alinear mi corriente interna con las otras corrientes que se entrecruzan. Yo puedo querer algo con toda mi alma pero si las corrientes de las personas involucradas o del momento van en contra de ésto y sigo empeñada en mi objetivo por encima de todo el resultado no será positivo.

Hace unas semanas decidí ir a la nieve, era algo que llevaba meses queriendo hacer y me hacía una ilusión bárbara. Dos días antes la previsión del tiempo resultaba ser horrible. Yo podría haber insistido en ir, aprender a esquiar bajo la lluvia y no cambiar mi idea, pero me dí cuenta de que quizá no era lo mejor en ese momento. Acabé haciendo un plan mucho más sencillo de caminatas al lado del mar y aunque no era nada de lo que originalmente quería me sorprendió la belleza de lo inesperado y disfruté tremendamente con ello. Al final lo que hice fue alinear mi deseo de estar en la naturaleza con los obstáculos que me planteaban el tiempo y las circunstancias. No tuve exactamente lo que quería pero la vida me ofreció nuevas sensaciones y vivencias que ahora veo como mágicas.

Fluir significa reajustarse, hacer pequeños cambios para seguir alineados en la dirección de nuestros deseos pero a la vez no ir en contra de las corrientes exteriores. En las relaciones ocurre lo mismo, se crea un baile de pequeñas modificaciones en las que tenemos que ver cómo seguir alineados con nuestros deseos y a la vez no ir en contra de los de la otra persona.

Es vital seguir nuestros deseos más profundos pero también confiar en que la vida conoce dichos deseos y que realmente nos está llevando hacia estos aunque a veces no lo parezca.Si en nuestro caminar hacia lo que queremos todo lo que nos llega es dificultad en vez de hacernos con un hacha cruzando la jungla para buscar nuestro sueño es mejor priorizar buscar la armonía, la paz.

Intenta verte como un pez en la corriente del universo, tiene su propia energía pero responde al medio en el que se encuentra. Los cambios son difíciles, los obstáculos cuestan pero es importante escuchar a nuestro medio. Para ello se necesita flexibilidad y la capacidad de romper nuestras rigideces o hábitos para integrar lo que tenemos alrededor. Esto supone un diálogo entre nuestros deseos, lo que nos llega de los otros y la corriente de la vida.

No es que ésto sea fácil, requiere que pares, re-evalúes las circunstancias y adaptes tus planes de forma constante. En este universo todo está interconectado con lo cual responder a esas corrientes universales es responder a tu propia corriente.

¿Cómo entendemos lo que nos dicen las corrientes externas y la interna? Ofreciendo nuestro foco completo, estando presentes con cada cosa que hacemos y con cada persona que estamos. Sólo así podemos conectar completamente con lo que hay sin tener la atención dividida. Así mismo podremos sintonizar mejor con las respuestas que cada estímulo crea en nosotros y reconocer cuando es adecuado, cuando lo que aporta nos hace sentir bien.

Como el surfista esperando la ola, hay que sentir el movimiento bajo nosotros y actuar en el impulso que viene de escucharte y escuchar al medio a la vez. Aunando ambos llega el momentum que te lanza en la dirección adecuada.

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