La cámara secreta
¿Cómo evitar perderse a uno mismo?
Hace tiempo tomando un café con mi maestra de yoga compartía mi vacío ante una relación en la que me sentía cada día con más ansiedad. Era alguien a quién amaba profundamente pero en mí afán de hacerle feliz me estaba perdiendo a mí. Cada día había más aspectos de mi persona que me sentía impulsada a cambiar para evitar conflictos con él o para no sentirle lejano. Al fin y al cabo era evidente que ciertos elementos de mi personalidad le disgustaban. En mi afán por preservar la relación no me daba cuenta de que lo que estaba teniendo era una falta tremenda de amor y respeto hacia mi misma, porque estaba cambiando exclusivamente por mi miedo a perderle, no porque sintiera ese impulso a hacerlo ni estuviese de acuerdo. Mi profesora de yoga, al escuchar mis circunstancias me miro y me dijo: " Sandra, le has dejado entrar a tu cámara secreta" y comenzó a relatarme la historia de la torre.
En esta historia hay una princesa que vive en un castillo con sus salones de baile, estancias , jardines, áreas de paseo, torretas de vigilancia y torre real donde se encuentra su dormitorio. Como todo castillo, éste también cuenta con una puerta de hierro que lleva a un puente desde el que se ve el foso y si sigues el camino que parte del puente acabarás en un bosque.
En la vida tenemos que ver claro hasta que lugar del castillo dejamos entrar a las personas. Hay algunos que se quedaran en el bosque y a los que saludaremos únicamente cuando salgamos a pasear, otros serán invitados a traspasar la puerta de hierro y gozar de paseos en los jardines reales, beber de las fuentes, tomar el sol y jugar. Algunos, bastantes menos, tendrán permitida la entrada dentro de la torre real donde están los salones. Allí, estos pocos, podrán disfrutar con la princesa de banquetes y de bailes hasta el amanecer. Muy muy pocos serán los que tengan la oportunidad de subir a alguna de las estancias y pasar noche en palacio, y uno será el afortunado de entrar en la habitación real. No obstante dentro de la habitación hay una cámara secreta y ahí tenemos que tener mucho cuidado con quien entra.
El castillo es una metáfora de nuestra vida, en nuestra cámara secreta están los andamiajes que nos sujetan cuando hay tempestades, nuestras estructuras internas. Si estalla la guerra, bajaré la puerta de hierro, la puerta principal, la del cuarto y estaré perfectamente a salvo en mi guarida.
En nuestra vida es muy importante poner a la gente en su sitio adecuado del castillo, dependiendo de si nos aportan paz, tranquilidad, amor o si son personas tóxicas. Dependiendo de cómo fluctúen nuestras relaciones somos muy libres de cambiar a la gente de lugar. Si alguien nos defrauda, nos engaña o demuestra no ser ya bueno para nosotros simplemente lo rehubicamos.
Con el amor sucede que la química, la pasión y las ilusiones nos impiden ver claramente y queremos tener a esa persona lo más cerca posible. No obstante si a nuestro amado le dejamos entrar en nuestra cámara secreta le estamos dando el poder de destruir aquello que nos sostiene y como consecuencia si algo tambalea en la relación con él será muy difícil encontrar la fortaleza en la cámara secreta, porque el estará ahí.
Las ganas de construir con él otro nos hacen querer a veces dar hasta tal punto que abrimos las puertas de par en par pensando que eso es amor. Sin embargo, mantener nuestra cámara en secreto es vital y de hecho sostiene más al amor que el revelarla. Si alguien entra allí y luego se va o tenemos conflictos con él andaremos a la deriva porque nos tocará los cimientos. Si mantenemos esta estancia privada por mucho tiempo que hayamos pasado juntos y la tristeza que nos dé separarnos tendremos dentro la solución para reparar el castillo y empezar de nuevo.
En tu vida tu tienes el poder de cambiar o no, pero la decisión está en ti, no en el otro. Eres el rey o la reina de tu castillo, así que ten muy presente en qué lugar colocas a cada persona. En tu cámara secreta está tu mayor tesoro y fortaleza, llenala de aquello que te alimente e invierte tiempo en construirla. Y sobre todo sé consciente de su poder y de la importancia de que sea tu refugio .
