Sanándonos

Muchas veces las palabras que nos decimos no nos ayudan a ser felices precisamente sino más bien todo lo contrario. Nos convertimos de hecho, debido a éstas, en nuestros peores enemigos bien comparándonos con otros, repitiendonos frases negativas o culpándonos. El problema es que pese a verlo nos cuesta no hacerlo de nuevo, ya que nuestra cabeza ha generado ciertos patrones de pensamiento ¿Cómo logramos entonces poner nuestra mente a nuestro favor en vez de boicotearnos?

Cuando te enfocas en algo, toda tu energía siente esa vibración. Como tú estás en sintonía con el universo que te rodea, todas esas conexiones alrededor tuyo perciben tu intención y también responden a ello. Puedes enfocarte en asuntos muy diversos: tus estudios, tu trabajo, tu pareja...o puedes ,si es lo que deseas, enfocarte en ti misma para poder sanarte a nivel emocional y mental.

Con ello no me refiero a dejar de lado el resto de tu vida, sino en hacer un trabajo diario de enfocarte en tu propia sanación para así poder estar bien por dentro. Muchas veces esperamos que los demás nos llenen nuestro vaso de agua, que nos den alegria, amor, tranquilidad y un largo etcetera. La realidad es que tenemos que entrar en las relaciones con nuestro vaso lleno. Es esencial que sepamos crear ese agua, y para ello necesitamos dedicarnos tiempo, sino la ficha clave del domino comenzará su acción.

Si te enfocas completamente en estar presente con lo que hay en tu mente, ese será tu foco. Lo que ocurre dentro de ti se convertirá por tanto en lo que más importa y comenzará a transformarse en el titular de tu búsqueda. Como consecuencia, esa energía reverberará en ti y en tu mundo para ayudarte a encontrar las respuestas.

Tenemos que entrar a escuchar nuestra mente desde una actitud de comprensión, con predisposición a no querer cambiar nada en ella. En numerosas ocasiones esto puede resultar dificil, especialmente si no nos gusta el funcionamiento de nuestra mente. No obstante, es esencial conocerla como si de una tercera persona se tratase para verla sin apegos a emociones o etiquetas. Observa que los pensamientos que tienes se encuentran en esta zona. Por tanto,simplemente visualízalos como elementos externos mientras llevas tu foco completo a esta parte de ti.

Descubre lo que ocurre en tu mente, conoce las razones por las que actúa como actúa comprendiendo que son valiosas, ya que ofrecen información relevante acerca de tí. Esos patrones de pensamientos que no nos ayudan surgieron por alguna razón y se han ido alimentado por una serie de circunstancias. Conocerlas nos acerca a nuestro ser verdadero y nos proporciona entendimiento.

Observa lo que ocurre en esta parte tuya con curiosidad y empatía. No pretendas cambiar nada, sólo escucha lo que hay y busca comprenderlo. Estate completamente presente con tu mente.

Una vez que la aceptes sin querer cambiarla, puedes ir al siguiente paso: Ofrecer curación a tu mente. Tras haberla observado durante un tiempo, ya sabrás su comportamiento y qué es lo que tu mente necesita. Desde ese lugar de aceptación mándale comprensión y ofrécele lo que necesita como un gesto de amor genuino y no como un intento de cambio.

A veces lo que nuestra mente necesita es simplemente tener a alguien al lado que se siente con ella a comprenderla. La sanación siempre viene de ese amor.