top of page

Lidiar con el vacio interno

Una sensación con la que mucha gente lidia es aquella de vacio. ¿Dé donde surge? ¿Cómo convivimos con ello?

 

Puede que el sentirte vacío sea una etapa que estás atravesando o puede que sea una estación recurrente que transitas cada cierto tiempo. En ocasiones el desasosiego ante esta sensación de vacío llega a ser realmente incómodo ya que reaparece cuando menos lo esperamos. A veces pasamos periodos donde aparentemente todo está bien, ya que empezamos un nuevo trabajo, una nueva relación o hay algún factor novedoso en nuestra vida, pero en cuanto las aguas se aquietan volvemos al mismo punto que nos deja un hueco.

El vacío es como un agujero negro. Ante su imponente presencia es importante reconocer que está ahí y saber que dicho vacío viene de una sensación de falta. Nuestra labor es escucharnos para encontrar qué es lo que nos falta, qué es lo que perdimos exactamente. El origen de muchas de esas perdidas que llevamos con nosotros se encuentran en la infancia y en nuestra relación con nuestros progenitores. Cuando somos pequeños y sufrimos una experiencia traumática nuestra conciencia se fractura y se queda congelada en el tiempo porque no se resolvió. No se procesó adecuadamente. Se convierte de tal manera en una herida que permanece en nosotros. tapada pero sin curar.

Debido a la ley de la atracción, al acarrear esa herida con nosotros atraemos situaciones que alimentan la energía que proyectamos. Atraemos situaciones que abren aún más nuestra herida, ya que nuestro trauma busca desesperadamente ser sanado.

Lo que nos falta como adultos viene de esa herida. Por ejemplo, si de niño viviste episodios en tu familia en los que no te sentiste querido por cómo eras puede que como adulto surja en ti un vacío ante no sentirte pertenecer. Sin embargo, no siempre te será fácil verlo. Necesitas cuestionarte los eventos e indagar en la esencia de ellos para encontrar pistas clave de su origen.

Lo más habitual para no afrontar la realidad es huir llenando el hueco de elementos externos: Fiestas, comida, horas inacabables de trabajo, gente, sexo, drogas....Esto da una falsa sensación de estar lleno, o más bien de tener nuestra vida llena. Nos "ocupamos" para no ver, para no mirar dentro.

El gran problema es que haciendo esto no se está mirando en la dirección adecuada. En vez de escuchar qué necesidad en mí no estoy atendiendo estoy girando la cara y mirando lejos de mi propio vacío. No obstante, este hueco sigue ahí.

Debemos ofrecernos tiempo y espacio para escuchar la etiqueta de nuestro agujero interno, lo que nos falta realmente.¿Qué tipo de falta es? ¿Es una falta de sentido en lo que hago, de pertenencia a un grupo o es una falta de conexión real en mis relaciones personales, o tal vez de propósito en mi vida? Resolver estas preguntas no es fácil y se tiende a taparlas con respuestas que nos ayuden a huir. La meditación, el silencio, andar por la naturaleza o escribir nos puede ayudar a encontrar las respuestas más reales.

Encuentra qué es lo que te falta exactamente. Una vez identificado pon toda tu atención a los pequeños detalles se ese elemento que sí que tienes en tu vida. Por ejemplo, si te falta sentirte querida, observa los pequeños momentos en tu rutina en los que si que recibes cariño y amor. El siguiente paso es llenar tus necesidades, es decir, darte lo que necesitas. Sea lo que sea pon eso como objetivo al que te diriges.

Cuando el vacio ruge en tí recuerda la importancia de parar y darle a ese vacio tu presencia incondicional, tu escucha. En lugar de distraerte o huir quedate contigo. Este proceso te ayudará a traer y juntar las partes fraccionadas de tí, aquellas que causaron ese agujero inicial. Integrar esa piezas es lo que finalmente te ayudará a encontrar la verdadera plenitud.

Entradas destacadas
Vuelve pronto
Una vez que se publiquen entradas, las verás aquí.
Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
bottom of page